domingo, 2 de octubre de 2011

Cuando la presión arterial es riesgo de derrame y embolia

Muchos adultos jóvenes y de mediana edad podrían estar en riesgo, sin saberlo, de un evento vascular cerebral, como derrame o embolia.


La prehipertensión también puede incrementar el
riesgo de derrame y embolia
Un nuevo estudio revela que incluso una presión arterial ligeramente más elevada de la normal -pero que no se considera alta- podría incrementar la probabilidad de sufrir una enfermedad vascular cerebral (ECV) hasta en 80%.

La presión arterial se regula con dos mediciones en milímetros de mercurio (mmHg): la presión sistólica y la diastólica.
En los adultos, el número mayor ideal de presión sistólica debe ser de 120 mmHg o menos y el ideal de la presión diastólica es de 80 mmHg o menos.
Actualmente se define como prehipertensión una medida sistólica de entre 120 y 139 mmHg y la diastólica de entre 80 y 89 mmHg.
Y se considera hipertensión a una medida mayor de 140/90 mmHg.
Se sabe que la hipertensión es uno de los factores clave que pueden duplicar el riesgo de una ECV, junto con la diabetes, obesidad, tabaquismo, entre otros.
Pero hasta ahora se pensaba que el nivel de prehipertensión no incrementaba ese riesgo.
La nueva investigación -publicada en la revista Neurology- encontró que, de hecho, ese ligero aumento en la presión arterial también pueden incrementar el riesgo de una EVC.

Riesgo en jóvenes

Los científicos de la Universidad de California, San Diego, llevaron a cabo una revisión de 12 estudios publicados en el pasado sobre la relación entre presión arterial y riesgo de ECV, que involucraron a más de 518.500 adultos.

Encontraron que las personas con prehipertensión tenían 55% más probabilidad de desarrollar una EVC que la gente con niveles normales de presión arterial, incluso tomando en cuenta otros factores como la edad, sexo, diabetes, obesidad, nivel de colesterol y tabaquismo.

La investigación encontró también que los adultos jóvenes y mediana edad -la gente menor de 65 años- con prehipertensión tiene casi 80% más probabilidad de sufrir una EVC que la gente de la misma edad con presión normal.

Tal como señala el doctor Bruce Ovbiagele, quien dirigió el estudio, "actualmente es muy pronto para comenzar a recomendar medicamentos para estas personas".
"Pero sí podrían beneficiarse de forma inmediata llevando a cabo estrategias para reducir la presión arterial, como recortar el consumo de sal y su peso corporal, para ayudar a disminuir su riesgo de EVC".
El científico agrega que "se calcula que una de cada tres personas en Estados Unidos tiene niveles de presión arterial ligeramente elevados".
"Es necesario llevar a cabo más estudios para analizar si reduciendo la presión arterial de este grupo se puede ayudar a disminuir el riesgo de EVC" expresa el científico.
Por su parte, Maureen Talbot, de la Fundación Británica del Corazón, expresa que "este interesante estudio apoya lo que ya sabemos, la importancia de mantener nuestra presión arterial bajo control cualquiera que sea su edad".
"Si una lectura de presión arterial está en el límite, perder algo de peso y ejercitarse más puede ser suficiente para lograr que las cosas vuelvan a lo normal", agrega.

La creación de una rodilla en el laboratorio

Liz Coveney de 50 años tenía perforaciones en el
cartílago de la rodilla.

Una mujer en Inglaterra se convirtió en una de las primeras pacientes -en el Reino Unido y en el mundo- a quien le implantan un tejido regenerado artificialmente en un laboratorio.
Liz Coveney, de 50 años, tenía perforaciones en el cartílago de su rodilla derecha.
La paciente fue sometida a dos operaciones. Primero, se le extrajo de la rodilla una pieza minúscula de cartílago que contenía 200.000 células.
Posteriormente esas células fueron enviadas a un laboratorio en Bélgica en donde fueron cultivadas para generar cuatro millones de células.
Esas nuevas células fueron después colocadas nuevamente en la rodilla de la mujer en la segunda operación en el Hospital Spire en Southampton, Inglaterra.
Las perforaciones de casi 3 centímetros que tenía la mujer en el cartílago de la rodilla le provocaban constante dolor y le era casi imposible caminar.
"Era extremadamente incómodo. Subir unas escaleras realmente era para mí una pesadilla", dice Liz Coveney.
"Notas el problema cuando te paras, te sientas, o intentas salir de un auto. Y estaba haciéndose cada vez peor".
La señora Coveney, que actualmente está en el tercer mes de un proceso de recuperación de 12 meses, ya es capaz de hacer ejercicio y conducir con más facilidad.
"Ya no tengo los crujidos y chirridos que antes hacía mi rodilla. En el coche puedo mover el pie desde el pedal del acelerador al del freno sin sentir ningún dolor", dice.
Se espera que las células implantadas en la rodilla de la señora Coveney continúen creciendo y eventualmente será sometida al mismo procedimiento en su rodilla izquierda, que también está afectada por el trastorno.

Avance "estimulante"

Los daños en los cartílagos, los tejidos encargados de recubrir la superficie de las articulaciones para prevenir la fricción entre los huesos, son muy comunes, principalmente en las articulaciones de la rodilla.
.
Estos daños pueden ser causados por un accidente o lesión, pero a menudo son resultado del uso de largo plazo y del envejecimiento. Esta enfermedad se conoce como osteoartritis y provoca dolor, inflamación y pérdida de movilidad en el paciente.
Sin la regeneración de las células en el laboratorio es imposible que éstas vuelvan a crecer por sí solas para reparar el daño que sufren pacientes como la señora Coveney.
Éste es un nuevo campo de la medicina, llamada medicina regenerativa, que comenzó a desarrollarse a mediados de los 1990.
Es la primera vez que el procedimiento se lleva a cabo en el Reino Unido fuera de un ensayo clínico.
La compañía biomédica basada en Bélgica que lo realiza, TiGenix, acaba de recibir autorización para desarrollarlo como un producto médico en ese país.
Pero no es barato. Su costo actual es de unos US$28.000 y todavía no está ampliamente disponible.
Tal como señala el profesor Philip Chapman-Sheath, cirujano ortopédico que llevó a cabo las operaciones, "creo que es un momento muy emocionante".
"Actualmente sólo estamos trabajando en la rodilla, pero este tipo de tecnología que utiliza productos terapéuticos basados en células del paciente, que ya recibieron licencia en la Unión Europea, podrían expandirse a otras articulaciones en el codo, hombro, pie, tobillo e incluso, posiblemente, la cadera", apunta el científico.

"Si logramos prevenir que algunos de estos cartílagos lesionados se conviertan en artritis quizás habremos dado el primer paso para reducir el desarrollo y propagación de esa dolencia en una articulación", señala el profesor Champan-Shealth.