viernes, 8 de mayo de 2015

“Antenas de luz” curan la ceguera en ratones

Científicos introducen en la retina proteínas desarrolladas con optogenética que convierten a células sin sensibilidad lumínica en fotorreceptores.

Investigadores suizos y alemanes han desarrollado con una técnica llamada optogenética una proteína sensible a la luz que, introducida en las células no sensibles a la luz de ratones ciegos, convirtieron estas en auténticos fotorreceptores. El resultado fue que los ratones volvieron a ver. Los animales padecían un tipo de ceguera hereditaria que afecta a millones de personas en el mundo. El tratamiento podría probarse con humanos en dos o tres años. Por Yaiza Martínez. 


La retina de un ratón ciego tratado con el nuevo método
En los últimos años, se han producido importantes avances hacia el hallazgo de una cura de la ceguera. Por un lado, en el terreno de la genética

En este campo, uno de los últimos ha sido la técnica desarrollada por científicos de la Universidad de Florida (UF), en Estados Unidos, que consiste en sustituir un gen disfuncional del ojo por una copia sana de éste, capaz de suministrar una proteína necesaria para que funcionen las células del ojo sensibles a la luz.

También se ha avanzado en el uso de células madre para tal fin. En 2012, por ejemplo, un estudio realizado en EEUU con 18 personas con ceguera constituyó la primera prueba de que las células madre pueden reparar esta condición, sin efectos secundarios nocivos. 
 
Ahora ha surgido un nuevo adelanto basado en la optogenética, que es una técnica que consiste en combinar métodos genéticos y ópticos para controlar eventos específicos en células de tejidos vivos; y que también se usa para desarrollar proteínas sensibles a la luz.
El avance ha sido realizado por científicos de la Universidad de Berna (Suiza) y de la Universidad de Göttingen, en Alemania; y ha permitido restaurar la visión de ratones ciegos.
 

Tipo de ceguera tratada
 
En concreto, los investigadores han logrado curar en ratones la ceguera hereditaria causada por una degeneración progresiva de las células del ojo sensibles a la luz, los fotorreceptores.
Este tipo de ceguera, que afecta a millones de personas en todo el mundo, se caracteriza porque los fotorreceptores dejan de funcionar como debieran. Sin embargo, otras células del ojo, situadas en capas más profundas de la retina y que normalmente no pueden detectar la luz, permanecen intactas.
 
Fabricación de la “antena”

Según se explica en un comunicado de la Universidad de Berna, lo que han hecho los investigadores ha sido desarrollar un “interruptor molecular” para esas otras células del ojo supervivientes.

El interruptor consiste en una proteína sensible a la luz (llamada Opto-mGluR6) que se introduce en dichas células y las convierte en "fotorreceptores de reemplazo". De este modo, se restaura la visión.

La Opto-mGLUR6 es una proteína quimérica, es decir, una proteína creada uniendo dos o más genes, que cuenta con diversas propiedades funcionales. Fue desarrollada usando la optogenética. 

Resultados obtenidos

Con la Opto-mGLUR6, los investigadores consiguieron modificar molecularmente las células para que estas reaccionaran a la luz, como si fueran fotorreceptores.

Así, las células pasaron a reaccionar a los estímulos de la luz en lugar de reaccionar a señales químicas, como habían hecho hasta ese momento. La integración de esta especie de “antenas de luz” en las células supervivientes de la retina permitió aumentar el rendimiento de esta.

Imágenes ópticas de la actividad neuronal de los ratones ciegos tratados lo demostraron: con ellas se constató que los fotorreceptores de reemplazo eran capaces de activar con fuerza la corteza visual de los ratones, que es la parte del cerebro que analiza las señales visuales.

En consecuencia, los ratones pasaron a ser capaces de ver en condiciones de luz diurna, de reaccionar a estímulos visuales, y de aprender comportamientos provocados por este tipo de estímulos.
 
“Potencialmente, esta nueva terapia podría devolver la vista a pacientes que sufren de algún tipo de degeneración de los fotorreceptores”, asegura Sonja Kleinlogel, una de las autoras de la investigación. La investigadora calcula que, en dos o tres años, el sistema podría comenzar a probarse en la práctica clínica.

Vendaje “inteligente” capaz de una detección precoz de formación de llagas en pacientes acostados

Los pacientes que deben permanecer en la cama una larga temporada a menudo afrontan el problema de las úlceras de presión, las llagas que se acaban formando en aquellos puntos del cuerpo que más tiempo pasan en contacto con la cama soportando el peso corporal.

Estas llagas se producen esencialmente como consecuencia de la citada presión prolongada, la cual puede limitar el adecuado suministro de sangre para la piel. Las zonas que recubren las partes huesudas, como los talones, las caderas y la rabadilla, son puntos habituales para las llagas. Los pacientes que están postrados en cama o cuya movilidad está más severamente mermada son los que tienen más riesgo.

Gracias a los avances en la electrónica flexible, el equipo de Michel Maharbiz, de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos, ha creado un nuevo vendaje “inteligente” que utiliza corrientes eléctricas para detectar daños tempranos en los tejidos debido a úlceras de presión, o llagas, antes de que puedan ser apreciados a simple vista, y mientras aún es posible la recuperación. De este modo, es factible evitar la aparición de tales llagas.

El vendaje es capaz de detectar la formación de llagas a medida que esta avanza, y antes de que el daño alcance la superficie de la piel.

El vendaje inteligente es fabricado mediante la impresión de electrodos de oro sobre una sección delgada de plástico. Este sensor flexible utiliza espectroscopia de impedancia para detectar las protollagas que son invisibles a simple vista. (Foto: UC Berkeley) 
 Los investigadores se valieron de las cargas eléctricas que se producen cuando una célula sana empieza a morir. Probaron el delgado y no invasivo vendaje sobre la piel de ratas, y constataron que el dispositivo era capaz de detectar varios grados de daño en el tejido, de forma sistemática y en diversos animales.